Bajo este título, el día 26 de noviembre en el Hotel Carlton Rioja (Logroño) impartió una conferencia Raad Salam Naamam, cristiano-católico caldeo, de origen iraquí, doctor en estudios árabes islámicos y ciencias religiosas.
Brillante, con dominio de la escena, dados sus
profundos conocimientos sobre esta materia; no en vano sabe ocho idiomas, habla
el árabe y todos los dialectos de la zona. Conoce de memoria la Sagrada Escritura
y todas la suras y versículos del Corán.
Como el día 26 se conmemoraba el fallecimiento de
Isabel la Católica en el año 1504 en Medina del Campo, pusimos la disertación
bajo el manto de la santa Reina, vencedora del Islam.
Denunció a los gobernantes europeos, incluso a ciertas
jerarquías eclesiásticas por ese “buenismo”, “aquí no pasa nada”, “no tiene
importancia”, “son cuatro gatos”, “el Islam es una religión de paz”…
El día 14 se celebró en la iglesia de San Bartolomé un
acto oración-meditación-conferencia por parte de un sacerdote copto egipcio,
muy emotivo y que hay que repetir, para implorar por los cristianos perseguidos
y contándonos casos sangrantes estremecedores. Pero fue un acto “buenista”,
lleno de miedos y parecía que el cristianismo era la religión de la impunidad. Se
hablaba sólo de las consecuencias.
Hay que decir que Raad estuvo condenado a muerte. Tuvo hasta 17 veces la cimitarra puesta sobre su cuello y las balas silbaron en sus
orejas, incrustándosele una, en uno de los glúteos. (En
el trasero, para entendernos). Y dice: “No tengo miedo. Si Dios me ha librado
tantas veces de la muerte, moriré cuando Él quiera”.
Raad, no quiere hablar de todos esos crímenes
horrendos porque dice, que nada más que para contar los casos de su
familia, tendría para hablar dos días y que eso no conduce a solucionar los
problemas. Él, va al fondo, a la raíz, a la génesis, al origen, a las causas; y
esas causas están escritas en el Corán.
No busca en sus discursos el sentimentalismo, pero su
palabra conmueve y convence.
Nos hizo leer los versículos coránicos que nos
señalaba, y realmente son estremecedores. Si desde niños se les enseña esa
doctrina, no puede extrañar que se comporten de esa manera tan brutal.
Se extendió un poco por la vida de Mahoma, vida poco
ejemplar. Y lanzó dos preguntas al auditorio: “¿Cuántas veces hablan los
Evangelios del amor?” - “Muchisimas”. “¿Cuántas veces habla el Corán
del amor? ” - “Ninguna”.
De ahora en adelante que nadie nos venga con consignas “buenistas” ni con lamentos. Fueron muchos los invitados y los que prometieron su asistencia, incluso sacerdotes, y no lo hicieron. Es que hacía mucho frío. Ellos se lo perdieron.
Les diremos lo de la reina mora a Boabdil al marcharse
de Granada: “Llora, llora como mujer, lo que no has sabido defender como hombre”.
Y ahora diríamos: “Llora, llora como mujer lo que no has sabido defender como
cristiano”.
Gracias, Raad.