Cuando oí cantar por primera vez, en forma de jota, a mi entrañable y admirado amigo Pedro, amigos desde la infancia, a quien saludo desde estas líneas, esa coplilla que dice: “Quien al oír gritar ¡viva España!, con un ¡viva!, no responde, si es hombre no es español, y si es español no es hombre”, con esas dotes que Dios le ha dado para el canto y otras aptitudes más importantes, confieso que se me pusieron los pelos como escarpias.
Se habrá observado que cuando hay un evento deportivo internacional en el que interviene España, cuando entonan los himnos nacionales todos cantan su letra menos los españoles. Y no es porque no la tenga, que la escribió preciosa José María Pemán.
Y dice así:
¡Viva España! Alzad los brazos, hijos del pueblo español,
que vuelve a resurgir. (Bis)
Gloria a la Patria, que supo seguir,
sobre el azul del mar, el caminar del sol. (Bis)
¡Triunfa España! Los yunques y las ruedas, cantan al compás, del himno de la fe. (Bis)
Juntos con ellos, cantemos de pie,
la vida nueva y fuerte de trabajo y paz. (Bis)